¿Quieres afiliarte a un partido político? Piénsalo bien antes de responder
Hoy, lo que necesitamos es volver a ese “primer nivel” de la política, construir partidos políticos con afiliados y militantes en cada distrito y en cada barrio
Detrás de la batahola de audios novelescos, llamadas subrepticias y montajes con mucho swing, pasan inadvertidos plazos importantes para la salud política del país. Hay que decirlo de una buena vez: así como los servicios de salud física y mental se han revelado frágiles y en algunos casos deplorables para la gran mayoría de peruanos, el sistema político nuestro también lleva décadas enfermo y, como lo vemos ahora, se ha vuelto en una auténtica amenaza sanitaria. Sin embargo, algunas medidas se han querido adoptar para aliviar en algo a este paciente en coma.
Reformas importantes estaban en la agenda del congreso antes de que estallara esta nueva crisis. Solo una ha sido aprobada (la prohibición de candidatear a sentenciados en primera instancia). Están pendientes de aprobación, hasta este 28 de septiembre, la reforma en el financiamiento de los partidos políticos (no más plata ilegal en las campañas) y la eliminación del voto preferencial.
Por su parte, el JNE estaría por remitir un proyecto para modificar la fecha para inscripción de candidatos (de diciembre 2020 a enero 2021). Respecto a ello, este 30 de septiembre también se vence el plazo para que todos los candidatos (as) a parlamentarios y Presidente de la República se inscriban en el partido político por el que quieren postular, y para que nuevos partidos políticos ingresen sus fichas de afiliación y se constituyan formalmente.
Con la pandemia y la crisis económica matando y empobreciendo a la gente, resulta complicado que la opinión pública esté pendiente de estos plazos perentorios que en pocas semanas definirá las reglas de juego de las elecciones del abril del 2021. Pero al igual que en la salud, la lección que nos deja esta catástrofe es la necesidad de volver al terreno.
Se ha dicho que se descuidó el primer nivel de atención en salud, que en vez de más hospitales, cuya construcción demora y son fuente de corrupción, deberíamos tener mas postas y centros de salud. Si hacemos un equivalente con la política, justamente lo que hemos tenido son enormes partidos-franquicia que se conseguían comprando firmas, regalando fideos y galletas, para llevar en su interior, cual caballos de troya, a todo tipo de mercachifles e impresentables como candidatos. Hoy, lo que necesitamos es volver a ese “primer nivel” de la política, construir partidos políticos con afiliados y militantes en cada distrito y en cada barrio que, con elecciones internas democráticas, elijan a los mejores candidatos posibles para competir por ser alcaldes, congresistas y Presidente.
Así como hemos visto que la salud de todos inicia con el involucramiento de cada uno de nosotros, cuidándonos de no contagiarnos y de no propagar el virus, el mal de la política de la cual nos quejamos también inicia en el desdén con el que hemos tratado no solo nuestro voto, sino nuestra participación ciudadana en general.
De acuerdo a estudios recientes, solo el 7.7% de los peruanos tiene mucho interés por la política, y un 21.5% declara algo de interés, lo cual nos ubica muy por debajo de otros países en la región, como Argentina Uruguay o Costa Rica donde el 40% manifiesta su interés por la política. También exhibimos una las participaciones más bajas en protestas o manifestaciones públicas, con solo 14.3%. Obviamente, todo esto se refleja en un bajo interés en participar y mucho menos en afiliarse a un partido político formalmente.
El discurso de desconfianza y rechazo hacia la política activa que desde los noventas nos han inoculado (así como el cuento de que la salud solo se atiende en hospitales), ha hecho que dejemos en manos de grandes o pequeños intereses particulares a casi todas las organizaciones políticas del país, desde las regionales hasta las nacionales. ¿Bastará entonces que solo nos conformemos con ir a depositar nuestro voto por candidatos que proceden de estos siniestros partidos?
Con lo visto en las últimas semanas, ya ni siquiera un partido tradicional como Acción Popular o uno de la nueva generación como Alianza Para el Progreso merecen volver al poder en el 2021. Pero no hay que olvidar que Vizcarra también es parte de las mismas "consecuencias de no tener una clase política ni partidos, ni políticos profesionales", como acaba señalar Steven Levitsky. Nuestra más alta autoridad en vez de hacer política, de generar consensos con el parlamento o de atender la pandemia, se encontraba resolviendo problemas menudos de contrataciones y odios con su asistenta. Al igual que los congresistas golpistas, este presidente no merece volver, pero el país tampoco merece una vacancia en este momento.
Partidos como Nuevo Perú de Verónika Mendoza, Hacer País y otros tienen hasta este 30 de septiembre para presentar por lo menos 24 mil fichas de ciudadanos comprometidos con su proyecto político. Son estos ciudadanos (as) los que podrán ejercer control sobre lo que estos partidos hagan o dejen de hacer en caso lleguen al poder, e incluso ser candidatos si se lo proponen y logran el apoyo de otros militantes. Así funcionan las democracias de verdad. Por eso, cuando alguien te invite a afiliarte a un partido político, mira lo que tenemos ahora y piénsalo dos veces antes de decir que no.
La prevención se ha vuelto el mantra necesario en esto tiempos de pandemia. Hagamos prevención también en la política. No esperemos a tener frente a nosotros, en abril del 2021 y en noviembre del 2022 (elecciones municipales y regionales), la próxima lista de candidatos a "mal menor", sino de aquellos que tengan las manos limpias, guarden distancia social de la corrupción y que no usen mascarillas para ocultar sus verdaderos intereses.