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Confianza al gabinete: ¿Adios a las armas?

No cabe duda que el discurso militarista aun tiene gran pegada en nuestra sociedad. La alusión a la guerra y a soldados frente al virus fue recogido por los parlamentarios, y utilizada también para sus propias alocuciones.

Marco Aurelio Lozano

Publicado: 2020-08-12

Como ya lo han dicho varios analistas, hace tan solo una semana al ex premier Cateriano le faltó una adecuada lectura política de un congreso muy diverso y pecó de arrogante, incluso antes de la sesión del pleno del último lunes 3 de agosto. La reciente confianza otorgada a Martos confirma, por oposición, parte de estos supuestos, pero no niega para nada la existencia de una bancada anti-reforma universitaria, ni que el enfoque del gobierno aun no termina de asentarse en la salud y la vida, y no en la reactivación y los negocios. 

¿Qué pesó entonces para un cambio de opinión tan radical, pasando de 35 a 115 votos a favor del nuevo gabinete? Mi impresión es que el voto de confianza ya estaba decidido desde antes que se presentara Martos. Resultaba inconcebible que congresistas dispuestos a lanzar cualquier medida con aceptación popular, corrieran el riesgo de ser repudiados por la opinión pública por su irresponsabilidad en medio de una pandemia que cada vez acaba con la vida de más peruanos. Lo que necesitaba el legislativo es que el nuevo premier le diera motivos suficientes para terminar de completar la narrativa del rechazo a Cateriano por insensible y arrogante. Y el General en retiro, se lo supo dar.

No cabe duda que el discurso militarista aun tiene gran pegada en nuestra sociedad. La alusión a la guerra y a soldados frente al virus fue recogido por los parlamentarios, y utilizada también para sus propias alocuciones. No faltaron las loas a nuestras gloriosas Fuerzas Armadas y con ello la convicción que, viniendo de dicha escuela, el premier sabría cómo afrontar las batallas que vienen y porque además, como militar, conoce mucho mejor el país.

Peligrosamente, se propuso continuar con la estrategia conjunta entre policía, fuerzas armadas y serenazgo para combatir la inseguridad ciudadana. La militarización de las calles y la solución exclusivamente punitiva a la delincuencia que la derecha reclama (y una parte de la nueva izquierda antaurista también) estarían en marcha. Cabe decir que esto podría generar una tensión con la propuesta reiterada de promover un diálogo “frutífero y participativo” en el marco de los conflictos sociales y el respeto a los derechos humanos.

Pero hay un elemento adicional que también ayudó. El enfoque de trabajo concreto sobre el terreno que, además por haber sido ministro en plena emergencia, le permitiría al premier y su gabinete “ensuciarse los zapatos”. De hecho, el General Martos, en una jugada muy inteligente, ya no utilizó su segunda intervención para responder a la larga lista de pedidos, recomendaciones y críticas del pleno, sino en invitar a los congresistas a visitar juntos hasta el pueblo más alejado afectado por la pandemia. ¿Una especie de reedición del providencial Fujimori que llegaba en helicóptero hasta el pequeño villorrio a solucionar directamente los problemas concretos de la gente? Tal vez no tanto, pero vaya que estos congresistas van a buscar cámaras y clientelismo para que este corto periodo “les rinda” para el 2022, cuando tienten las elecciones regionales y municipales.

Mañana jueves se llevará a cabo la interpelación al ministro de educación, y está pendiente la aprobación de una moción similar para la ministra de economía. Es bastante pobre lo que se ha anunciado sobre educación en el discurso de Martos. Apenas se repitió lo dicho sobre Aprendo en Casa por el anterior premier, sin siquiera recoger los indicadores que para julio ya figuran en la plataforma ESCALE del Minedu. Ni una palabra tampoco sobre la fallida adquisición de tablets, ni la reforma universitaria, lo que tal vez se entiende como una manera de no crispar los ánimos. Tampoco se habló de la reforma pendiente al sistema previsional, donde cabría mencionar a las ONP y AFP, que tanto interés genera en bancadas semi delincuenciales como Podemos y UPP.

¿Está el gobierno dispuesto a defender a sus dos ministros? En pocas horas, el flamante premier y el presidente deberán a actuar ante esta nueva batalla, acaso tal vez pensando en una especie de “cambio responsable” en alguna o ambas carteras. De cualquier modo, cabe recordar al sabio Sun Tzu: “un ejercito victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejercito derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después”.


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