El diálogo en la gestión de conflictos en época de pandemia (2)
¿Cuáles y cómo se están atendiendo o por qué no se pueden atender las demandas planteadas? Esto implica reescribir acuerdos y normas relacionadas al diálogo, ya que estamos ante un nuevo escenario
En el marco de lo señalado en un anterior artículo, habría que precisar algunas acciones en el actual contexto, particularmente en el desarrollo de estrategias orientadas a la gestión de conflictos en época de pandemia. Resaltaremos seis aspectos a considerar.
Un primer punto está relacionado al fortalecimiento del relacionamiento con los actores sociales. Esto significa que en estos momentos no se puede perder contacto con los actores del diálogo, sean estos dirigentes gremiales o representantes de la sociedad civil. Se requiere consolidar los vínculos de las áreas correspondientes y una atención adecuada del Estado, fomentando la sensación de proximidad desde sus diversas instancias. El real interés del Estado por sus ciudadanos y ciudadanas se expresa en estos momentos. Esto requiere de mensajes empáticos y real preocupación por saber cómo se encuentran y qué necesidades tienen en este nuevo contexto. La virtualidad debe ser una herramienta que debe usarse también. Esto no implica dejar de lado el carácter formal y el cumplimiento de la ley, sino que exige sobre todo tener un manejo adecuado de reglas y una agenda precisa de trabajo.
Un segundo aspecto se refiere al establecimiento de un vínculo interno con las áreas que estratégicamente ayuden a mejorar el diálogo, entre las direcciones que tienen decisiones sobre la línea de acción, y con ello las relaciones intergubernamentales, que son centrales por la relación y acción conjunta con los GORES. Esto significa identificar y precisar las ofertas y propuestas que se tiene como Estado a través de sus distintos sectores, los mismos que deben articularse de manera coherente y con ella coordinar propuestas que ayuden a afrontar esta situación desde cada sector.
Un tercer punto, corresponde a la evaluación de las demandas y toma de decisiones, repensando las opciones y/o explicaciones que den respuestas a las mismas. ¿Cuáles y cómo se están atendiendo o por qué no se pueden atender las demandas planteadas? Esto implica reescribir acuerdos y normas relacionadas al diálogo, ya que estamos ante un nuevo escenario y además porque que no se pueden detener las decisiones y acciones que ayuden a los grupos y actores sociales. Aun cuando, no se vislumbran protestas que se traduzcan en paros, huelgas o manifestaciones de alto impacto, existen demandas que no pueden ser obviadas en su atención. Es necesario resaltar los compromisos asumidos y los que se han venido cumpliendo. Ello implica analizar, diagnosticar y tener una relación de las demandas de todos los actores y su respectiva respuesta, y con ello agilizar el cumplimiento de los compromisos asumidos, previendo dónde están y cómo se destraban estos.
Un cuarto punto es la transparencia del diálogo, en la medida que muestra a un Estado que acoge, explica razones, fundamenta y hace cosas en bien de lo que demandan los actores sociales. El actual contexto ha definido prioridades en todo el mundo, como la salud, la alimentación, el trabajo y el derecho a la educación. Esto replantea un conjunto de prioridades que es importante transparentar.
Un quinto aspecto, complementario con el anterior, es el fortalecimiento del trabajo en redes sociales, no solo para comunicar sino también para las acciones de diálogo, buscando acortar la distancia entre actores de Sociedad civil y Estado. Esto significa implementar todos los sistemas, mecanismos y plataformas que permitan el acercamiento virtual, y a la vez preparar respuestas y comunicaciones que evidencien la rectoría del Estado desde una mirada descentralista y política de los sectores.
Por último, siempre es bueno evaluar las acciones realizadas así como el impacto relacionado al diálogo, gestión de conflictos y generación de confianza social. Para lo cual, por lo menos se debería contar con instrumentos que permitan hacerlo y procesar la información para correcciones o mejoras en la toma de decisiones. Para ello es fundamental consolidar la relación y vínculo con las direcciones de comunicación y compartir con ellos la estrategia de comunicación del diálogo.
Estos son, entre otros, algunos de los puntos a considerar, y que podrían servir para el análisis de las rutas en un escenario complejo con elementos de incertidumbre. Dicho escenario se debe enfrentar desde un Estado caracterizado por deudas sociales históricas, trasladadas de gobierno a gobierno, siendo esta una oportunidad para configurar un nuevo Estado que permita una gestión social basada en el dialogo proactivo.