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Vizcarra, el radical

El presidente puede ser catalogado de extremista, porque ha llevado al Estado de Derecho peruano hasta sus extremos menos explorados y tal vez más polémicos.

Marco Aurelio Lozano

Publicado: 2020-03-22


A todos (o casi todos) nos ha conmovido el video que circula en redes sociales donde el Presidente Vizcarra, con una voz por ratos quebrada, nos dice que, para resguardar a los nuestros “debemos ascender a otro nivel de familia, que es el Perú” (Ver aquí). Nos invoca así, a re-significar una idea, tan peruana como ancestral, de familia extendida Nos invita a pensar en comunidad.

Si bien la iniciativa es de un grupo de empresas privadas, cuyos nombres aparecen discretamente al final del video, la materia prima, es decir el contenido de fondo, lo da el Presidente. Ello nos lleva a reflexionar sobre la importancia de contar con un líder que en momentos de crisis da la cara, marca la agenda frente a la emergencia –todos los días a las 12 - y une al país en torno a un curso de acción. Pero veamos lo que transmite Vizcarra, tanto de palabra como en sus acciones.

El discurso relacionado al bienestar común y la solidaridad, con sus más y sus menos, le granjea simpatías en sectores cercanos a la izquierda y a la sociedad civil sensibilizada con un enfoque más comunitario de la salud y de los servicios públicos en general. No es un dato menor la conocida filiación política del nuevo ministro de salud. Las críticas del fujimorismo juegan a su favor, y más bien la mayoría saluda su experiencia como salubrista.

En cuanto a las acciones que ha tomado el Presidente, más allá de izquierdas y derechas, gran parte de la ciudadanía valora aquellas medidas que muestran un Estado fuerte y con capacidad de hacer uso de su legítimo poder de coerción. Y Vizcarra ha tenido la habilidad, una vez mas, de aplicar medidas “radicales” en el momento preciso.

El que alguna vez fuera la cuota no-blanca de la plancha de PPK, al cabo de dos años termina proyectándose como un hombre de decisiones firmes, mano dura dirán algunos, pero dentro de los márgenes que le otorga la ley. Convocatoria a un referéndum, cuestión de confianza, disolución constitucional del Congreso y ahora declaratoria de emergencia nacional y toque de queda. Vizcarra puede ser catalogado de extremista, porque ha llevado al Estado de Derecho peruano hasta sus extremos menos explorados y tal vez más polémicos.

De esta manera, la conocida impronta autoritaria de nuestro pueblo ve con satisfacción que militares con mascarillas patrullan las calles, apresan a ciudadanos faltosos, e incluso los cachetean, aunque después sean sancionados. Es en ese límite de los legal y lo legítimo, exacerbado por momentos de crisis, que el Presidente ha sabido jugar sus cartas.

La última encuesta de Ipsos confirma lo que ya todos anticipaban: La aprobación presidencial trepa hasta 87%. Y una vez más, cabe preguntarse si, frente a una acumulación de capital político de esta magnitud, tendrá Vizcarra la capacidad de plantear reformas en aspectos claves como la salud o el empleo. El panorama pinta complicado, con una reforma política que corre el riesgo de quedarse a medio camino, y con una economía que ya venía golpeada y que ahora deberá recuperarse del frenazo de la cuarentena.

Tal vez el aire político ganado con la emergencia sanitaria solo alcance para llegar con aceptable popularidad presidencial al cambio de mando el 2021. Y seguirá siendo un reto, para los que tomen la posta, pasar del Estado de Emergencia al Estado de Bienestar para todos los peruanos.


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República de Ciudadanos

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