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Esta navidad, un "regalo" para los bomberos

En fin, buenas ideas sobran, pero la pregunta clave sigue siendo la misma ¿quién se hace responsable?

Marco Aurelio Lozano

Publicado: 2016-10-23


“Marco, ¿qué vas hacer el domingo 30?”, me pregunta un amigo. Le comento que un día antes tengo que ir al aeropuerto, de madrugada, a recoger a mi madre.

“Quería ver si me puedes colaborar con esto”, me dice y me muestra la clásica tarjeta amarilla de una pollada, actividad creada en nuestro país mediante la cual la gente se organiza para recaudar fondos, no con fines comerciales, sino para alguna necesidad o causa común, desde atender la salud de un pariente o cubrir los costos de una campaña política (especialmente cuando no hay “plata como cancha” o no se prometen “negociazos”).

Aunque es joven, mi amigo es bombero desde hace varios años. Me ha contado historias alucinantes de los huaycos del Fenómeno del Niño de 1998. La pollada a la que me invita tiene como objetivo juntar fondos para la construcción y habilitación de la guardia nocturna de su compañía. Si bien hoy su tiempo lo dedica a la chamba que compartimos, no se ha desvinculado en absoluto de lo que sucede en su querida bomba. De hecho, hoy existen medios más efectivos para coordinar acciones de emergencia con información en tiempo real que le permite a uno saber que están haciendo nuestros bomberos en este momento (Click aquí)

Hace un par de días lo escuché confirmar que la bandera estuviera a media asta en honor a los bomberos fallecidos en El Agustino y obviamente asistió al cortejo fúnebre de los caídos. Me queda claro que nunca se deja de ser bombero, pero también creo que si bien parte de su mística consiste en agenciarse creativamente de los recursos que siempre son escasos (desde uniformes cosidos hasta actividades de recaudación de fondos), es importante que alguien con nombre y peso político se haga responsable de mejorar su situación y que ello sea parte de una política pública.

Como siempre, se multiplicaron los llamados a nuestra escasa conciencia cívica: ceder el paso a las unidades móviles, anteponer la vida humana antes que rescatar la mercadería en un incendio, y sobre todo no hacer llamadas de broma al 116. Pero en esta oportunidad la atención se ha centrado en las condiciones en las que trabajan los bomberos: proporcionarles un seguro de vida acorde con el tipo de riesgo que enfrentan, que el cumplimiento de labores administrativas dentro de las compañías sí sea rentada, que no sufran descuento en sus sueldos los bomberos que se gana la vida trabajando en planilla, e incluso la posibilidad de incluir su presupuesto en un fideicomiso alejado de la burocracia estatal convencional. En fin, buenas ideas sobran, pero la pregunta clave sigue siendo la misma ¿quién se hace responsable?

Al respecto, hace muy bien Alejandro Godoy en recordar lo que el Plan de Gobierno de PPK proponía para fortalecer al Cuerpo General de Bomberos, teniendo como meta establecer procesos administrativos transparentes y modernos, así como personal debidamente compensado y entrenado.

En conclusión, si le tomamos la palabra al Presidente, para navidad o año nuevo, fechas que no suelen ser de celebración para los bomberos, deberían estar recibiendo de manos del Ministro del Interior (que ahora es el responsable político más visible) el mejor regalo tras la irreparable partida de sus “hermanos de fuego”: una reforma integral y bien pensada para el Cuerpo General de Bomberos del Perú. Así, en un futuro cercano las polladas solo serán para celebrar y agasajar a nuestros héroes de rojo.


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República de Ciudadanos

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