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Frente Amplio: ¿Quien se llevó la pelota?

"Va quedando claro que más temprano que tarde, tal vez en noviembre, la ficción legal en la que hasta hoy ha permanecido el Frente Amplio deberá resolverse en un sentido o en otro ¿Frente de partidos o partido – frente?" 

Marco Aurelio Lozano

Publicado: 2016-09-14


El inesperado impulso político que la izquierda y el progresismo tuvieron en las últimas elecciones ha mantenido su onda expansiva bajo la forma de numerosos ciudadanos y ciudadanas que se han empadronado como activistas del Frente Amplio, la constitución de comités territoriales en todo el país y, en las últimas semanas, la realización de congresos distritales y regionales de cara al Congreso Nacional del Frente Amplio convocado para este 24 y 25 de septiembre. Sin embargo, a esta explosión de renovado interés por la política le ha seguido una implosión dentro de la dirigencia de Tierra y Libertad (cuyo alias electoral es Frente Amplio) que podría tener graves consecuencias para todo este prometedor proceso de participación política y ciudadana.

Ante la posibilidad de que el congreso nacional de septiembre se suspenda o se vea afectado por la posición de un sector de TyL, los activistas no se han quedado de brazos cruzados. Las expresiones en redes sociales y en medios de comunicación han constituido ya un hecho político que la dirigencia terrícola libertaria haría bien en evaluar y sopesar. Todo hace suponer que el congreso nacional va, con o sin ellos, y en pocos días sendos comunicados de respaldo y de ratificación de los delegados electos serán suscritos en todo el país.

Sin pretender que un distrito limeño y clase mediero como San Miguel sea representativo de lo que viene pasando en otros distritos de nuestra capital, es alentador que la delegación elegida para el congreso sea el reflejo de lo que muchos conciben y quieren para el Frente Amplio: tres mujeres y dos varones, de los cuales uno es militante de TyL, otra del Movimiento Sembrar (al que pertenece Verónika Mendoza), uno de Voz Socialista y dos independientes. Unidad en la diversidad y la incorporación plena de los ciudadanos que sin estar partidarizados quieren hacer política y quieren generar cambios. Suena bien, para empezar. Pero el camino está lleno de retos. El que suele preocupar a todos es seguir contando con una inscripción electoral, que como bien sabemos es indispensable para jugar en las canchas del 2018 y del 2021. Y la pelota por ahora es de TyL.

Va quedando claro que más temprano que tarde, tal vez en noviembre, la ficción legal en la que hasta hoy ha permanecido el Frente Amplio deberá resolverse en un sentido o en otro ¿Frente de partidos o partido – frente? Lo primero no es admitido por la legislación electoral, solamente las alianzas entre partidos con inscripción. Lo segundo, más que creación heroica, deberá ser producto de un ejercicio de pragmatismo y convicción.

Por otro lado, el desencuentro entre “aranistas” y “frentistas” da la sensación de ser película repetida en la izquierda, más aun cuando en otros distritos de Lima, como Breña o San Juan de Lurigancho, se han dado congresos distritales en paralelo, excluyendo a una u otra organización y reproduciendo en las bases lo que se da en las “alturas”. Pero tal vez esté ahí la diferencia entre las broncas de ayer y las de hoy.

Antiguos militantes de izquierda aún recuerdan aquel congreso de 1989, en Huampaní, en donde la dirigencia de los diversos partidos, todos con inscripción electoral, no logró (o finalmente no quiso) hacer viable la consigna de “un militante, un voto”. Y luego vino la división y con ello la debacle electoral, sumado a un discurso y un mensaje anquilosado y alejado de la gente que empezaba a mirar con interés a los Belmont, a los Fujimori y a los partidos-slogan.

Hoy, ante la pregonada democratización del Frente Amplio, la posición institucional de Tierra y Libertad tendrá que ser escuchada porque democracia también es respeto por las minorías. Pero así mismo, cierto sector de TyL deberá entender, sino quiere quedarse solito con su pelota, que el destino del Frente Amplio (el real, no el legal) estará en las manos y en los votos de cada uno de sus activistas. Finalmente, los días que vienen nos dirán si la generación Cuatro Suyos y la novel generación Pulpín tienen más claridad política que la generación Huampaní.


Escrito por

República de Ciudadanos

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