Llegó el momento más importante de la ceremonia. Acaban de anunciar que la Presidenta ya se encuentra en el Salón de los Pasos perdidos y es recibida por la comitiva especial de bienvenida. El presidente del Congreso toma su lugar en la mesa directiva y respira aliviado. A pesar de haber sido segundos en la primera vuelta y de la enésima campaña de los medios a favor de su nuevo candidato de ocasión, finalmente lo habían logrado. “Con perseverancia y paciencia histórica”, piensa mientras observa el hemiciclo completamente lleno, con varios rostros jóvenes y mestizos ocupando las curules, y a los presidentes de Sudamérica sentados delante de la mesa directiva en semicírculo. “¿Cancillería habrá aconsejado ubicar juntos a los presidentes de Chile y Bolivia, después del tremendo fallo de La Haya?”, se pregunta sonriendo el congresista más votado de Lima.

De pronto, la presidenta hace su ingreso en medio de una gran ovación y cruza la alfombra roja hasta el atrio principal. Antes de subir por la escalera lateral lanza un beso con la mano a su esposo y a su único hijo que la saludan desde lo alto de la galería. Junto con ellos, ha recorrido un duro camino desde aquel primer cargo político en su región. Pasó por varios movimientos locales y frentes electorales hasta que la realidad (y la nueva ley de partidos) la hizo recalar en uno de los cuatro únicos partidos que ahora gobiernan el Perú.

El presidente del congreso le coloca la banda con nerviosismo. Teme equivocarse como alguna vez lo hizo Martha Hildebrandt con Fujimori en aquellos aciagos días de hace ya veintiún años, cuando inauguró su tercer e ilegal mandato. De aquel parlamento casi no queda ningún fujimorista, pero otros los han reemplazado. “Ellos también se han renovado. Son la nueva derecha del país” reflexiona apretando los dientes.

Los aplausos son mucho más fuertes una vez que la Presidenta termina de acomodarse la banda. El presidente del parlamento quiere desearle suerte, decirle alguna frase inspiradora (de Basadre, de Séneca, de Sabina) pero no hay tiempo para más palabras, lo que queda ahora es hacer y cumplir. Mucho por hacer y cumplir.

Así, inició su discurso de toma de mando la primera mujer presidenta de la República del Perú y sus principales anuncios aun retumban en el hemiciclo.

-  “Ni un niño más morirá producto de las heladas que todos los años azotan a las zonas altoandinas de nuestro país. Y empezaremos hoy, estableciendo un programa de emergencia y de prevención que dependerá directamente de la PCM y le rendirá cuentas a esta presidenta”

-  “Desde hoy se acabó la hegemonía de un ministerio sobre otro. Desde hoy, tan importante como el orden macroeconómico serán la educación y la salud. La llamada tecnocracia estará al servicio de los peruanos y no los peruanos sometidos a la tecnocracia”

-  “Lideraremos la lucha contra la discriminación en todas sus formas, en especial contra el racismo, al cual enfrentaremos con todo el peso de la ley. Acabaremos con las playas privatizadas y los medios de comunicación que promueven o toleran el racismos y la homofobia”

-  “Para los ciudadanos de Lima donde se concentra la tercera parte de la población y que en el 2035 cumplirá 500 años de fundación, impulsaremos la creación de la autoridad autónoma del transporte público, lo que resolverá por fin los graves problemas de tránsito que afectaron lamentablemente a los Juegos Panamericanos del 2019”.

-  “Estoy convencida que mientras nuestros más altos funcionarios vivan en condiciones que los alejan de la realidad cotidiana del resto de sus compatriotas, no será posible generar verdaderos cambios. Por ello, he acordado con mis ministros que en el lapso de un año ellos y sus hijos se atenderán en los servicios de salud pública como lo hacen miles de peruanos”

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Algunos todavía creemos que un mensaje político puede ser inspirador. Sin embargo, aún seguimos esperando que un presidente (o presidenta) logre cautivarnos con una visión de futuro para un país que tiene nuevas razones para la esperanza y que al mismo tiempo necesita hacer frente a numerosas injusticias y carencias que aquejan a miles de compatriotas.

Estas son los anuncios que espero escuchar un no lejano Bicentenario del Perú. ¿Se les ocurren algunos más?