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EL FACTOR REGIONAL (1ra Parte)

COLUMNA: Desde el llano / Marco Aurelio Lozano

Publicado: 2015-06-30

Después de mucho tiempo - y varios sobresaltos municipales - vuelvo a salir de Lima por chamba. Y aunque en la capital ya se vive ambiente de campaña electoral adelantada, en ciudades como Juliaca, Arequipa o Cusco otras son las preocupaciones.  

Es interesante repasar la prensa local y sobre todo los programas políticos que emiten los canales de alcance macro regional, más aun cuando casi no existe partido o movimiento político que cumpla el consabido rol de “correa de transmisión” entre intereses locales, regionales y nacionales. Dos temas en general tiñen la agenda regional diaria: obras de infraestructura y corrupción. La construcción del nuevo hospital en Moquegua, la vigencia del proyecto del Monorriel en la ciudad de Arequipa o la implementación de nuevas aulas para la universidad vienen junto a las denuncias (sustentadas o no) de retrasos, coimas y robos vinculadas a las mismas o a otras obras de gobiernos pasados.

Con aun muchas necesidades de infraestructura por cubrir y con grandes expectativas después de las recientes elecciones del 2014, las autoridades regionales deben manejar con solvencia toda la información sobre presupuestos, ciclos de ejecución y avance de obra a lo largo y ancho de su territorio. Por eso, no extraña ver a la gobernadora de Arequipa, Yamila Osorio, comparecer por más de media hora en un canal de TV, como si fuera una especie de “alcaldesa departamental” respondiendo por proyectos medianos y grandes de toda su región.

Frente a este panorama, las carteras y chocolates de Nadine o la fuga de Belaunde Lossio son para el público regional temas limeños transmitidos en cadena nacional. Sin embargo, tampoco estamos cerca de ver el surgimiento de una figura política regional con proyección nacional de cara a las elecciones del 2016…¿o tal vez sí?

Para algunos sectores políticos de Lima, la capital es la que finalmente decide las elecciones presidenciales. Recientemente, Enrique Ghersi narró un episodio poco conocido de la campaña de Vargas Llosa en 1990, a propósito de una pregunta sobre la campaña de Ollanta Humala en el 2011:

[¿Cómo explicas a Ollanta Humala, un fenómeno que entre el 2010 trabajó la periferia, perdía en Lima y entró a ganar a Lima?]

“Es que Humala es un fenómeno mediático de los medios de Lima. Por eso hizo el gesto del levantamiento insurreccional en Tacna para que replicara a los medios de comunicación. No es un hombre que viene de provincias, sale de Lima. El belaundismo fue igual y después convierte la Selva en su bastión. Traigo este ejemplo porque el fujimorismo fue así. Recuerdo cuando estábamos en el último tramo de elección del año noventa y la candidatura de Fujimori pasó de ser algo insignificante a tener más de cinco puntos en una encuesta. Esto llamó la atención de Malloch (asesor de campaña de Vargas Llosa). Dijo que debíamos volver a Lima –estábamos en Cusco- porque si no íbamos a perder la elección. No volvimos a Lima porque le hicimos caso a Fernando Belaúnde que dijo que nunca un político peruano había dejado de estar en las provincias del Cusco y de Puno, y perdimos la elección. Si hubiéramos regresado a Lima en ese momento, tal vez hubiera sido posible aminorar el avance del fujimorismo” (Ver la entrevista completa aquí)

Coincido parcialmente con Ghersi en que Ollanta fue en su momento un fenómeno construido en parte, no totalmente, por los medios de Lima (como tal vez lo pudo ser Urresti), pero con un efecto contrario al que deseaban. Cuando más era atacado Ollanta como “rojo”, “antisistema”, “cachaco” y otros calificativos mayor era su crecimiento en las encuestas. No fue casual, entonces, que en la primera vuelta del 2011 las regiones votaran mayoritariamente en contra de Lima, cuyos medios de comunicación terminaron creando una burbuja llamada PPK y sus ppkausas, tal como pueden ver en el mapa que acompaña este artículo.

En los últimos tiempos, las señales políticas que llegan desde regiones y alcanzan rebote en Lima no han sido las más halagüeñas. Los escándalos de corrupción en Ancash, Lambayeque y Tumbes, el encarcelamiento de Gregorio Santos, gobernador de Cajamarca, y la reciente condena a Wilfredo Oscorima, gobernador de Ayacucho, podrían darle razón a funcionarios del MEF y a ciertos políticos de derecha en su afán de recentralizar recursos y decisiones en la tecnocracia de Lima. Así, el reto de los candidatos presidenciales con mayor opción (Keiko, PPK y García, en ese orden según última encuesta GFK) será establecer alianzas con referentes regionales creibles y sin (¿muchos?) escándalos de corrupción. Por el lado de los actores político regionales, el objetivo es establecer acuerdos con Lima que sean los más ventajosos posibles en términos de candidaturas al congreso y, tal vez, candidaturas vice presidenciales. Obviamente, todas estas son condiciones mínimas necesarias pero no suficientes para alcanzar un verdadero pacto político para gobernar el país desde el interior. En un siguiente artículo hablaremos más al respecto, por lo pronto nuestros políticos limeños no deberían dejar de ver con interés e inteligencia a ese 22% de voto blanco y viciado en regiones que aguarda noticias “para el buen gobierno de estos reinos del Perú”.


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República de Ciudadanos

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