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Valorar la Vida en el Perú: problema del Estado y la sociedad

Publicado: 2012-05-29

Por: Ricardo Alejos Garcia / Militante de Constructores Perú

"En otros gobiernos hubo más muertos" F.Otarola

“Nosotros matamos menos” J.Trelles

“… porque ahora estamos invirtiendo sangre y la vida de peruanos y peruanas” O.Humala

Robert Castillo Paúcar y un niño de 15 años, perdieron absurdamente la vida producto de una protesta en Paita. Ayer dos personas murieron en las protestas sociales en la provincia de Espinar en Cusco ¿Debemos aceptar que se haga común contar las muertas producidas en las protestas sociales? Las protestas parecieran caer en una espiral de violencia y la acción de la policía a veces se extralimita.

Hace poco, fueron ocho ó más los miembros de la policía y el ejército que murieron en enfrentamientos con sendero en el VRAE. De ellos sólo recordamos a dos, la capitana Nancy Flores un poco menos y al suboficial César Vilca un poco más. Este último no sólo recordado sino casi convertido en héroe por una prensa y un sector del país sediento de sensacionalismo, donde poco importa el dolor de los padres y familiares sino más bien como hacer noticia del drama familiar. Cierto, no podemos luchar con flores contra el terrorismo pero el Estado debiera llevar educación, salud, vivienda y servicios a los pueblos históricamente excluidos, postergar más su precaria situación es hacerle el juego al terror.

Algunos, se llenan la boca en la defensa de los jóvenes que van pelear la guerra contra el terrorismo por nosotros, comprémosles mejores chalecos, mejores pertrechos, etc, pero no mueven ni un dedo por su mejora concreta, en las pensiones para las viudos, viudas y huérfanos o, en sus condiciones de trabajo.

La muerte absurda de ciudadanas y ciudadanos se hace noticia común del día a día, ¿Nos vamos insensibilizando frente a la muerte?. Es fácil mientras sea ese otro -al que no queremos reconocer- el que pierde la vida. Ya casi nos hemos acostumbrado a enterarnos de muertes a diario. Injustamente, el país sigue su curso, ministros se aferran a sus cargos nadie asume responsabilidades y otros reciben la condena social antes que la de la justicia.

Si repasamos las expresiones citadas al inicio, notamos que muestran el poco valor que consciente e inconscientemente, algunos personajes y líderes políticos, le dan a la vida. Es la lógica de la muerte absurda e injusta la que se nos hace normal, casi como si contar dinero que requerimos para “invertir” en algo, sea igual al número de muertes “necesarias”. ¿Estaremos tristemente emparentados con aquello que decía Abimael Guzmán (el mayor asesino y responsable de asesinatos de nuestra historia reciente), que “La cuota de sangre es el compromiso con nuestra revolución mundial”? ¿Cuánto de lo que nuestros políticos y líderes dicen y hacen forma parte también de nuestros propios pensamientos? Si en nuestras universidades algunos estudiantes todavía creen que la violencia es “la partera de la historia”, que todo cambio se logra únicamente con violencia y que asumir “el sacrificio” es la “cuota” para lograr objetivos y alcanzar “mejoras”.

Desde el Estado se concibe, algunas veces, que la violencia es siempre necesaria cuando se trate de salvaguardar “el orden” y se restaure el “principio de autoridad”. A veces las ordenes de reprimir con violencia extrema las protestas sociales vienen desde "arriba".

¿Es necesario que para acercarnos, reconocernos y negociar tengamos que hacerlo con palos, piedras,  balas y muertes? ¿Es necesario que nos agarremos a golpes para resolver nuestras diferencias? ¿Qué aporta la política en la protección de lo más valioso que tenemos que es la vida?

Nos quejamos de la incapacidad de nuestro Estado para reconocer las demandas de la población, para salvaguardar la vida, pero la verdad es que está constituido así porque en nuestra política y nuestra sociedad valoramos poco la vida pero muchísimo menos la vida de los demás, la vida del otro. Nos hemos acostumbrado a la muerte cotidiana, aceptamos “la cuota de sacrificio”, creemos que los otros son “el perro del hortelano”, somos racistas (a algunos les falta oxígeno), pero sobretodo no nos valoramos todos como iguales, ciudadanos y ciudadanas de una misma comunidad nacional, diversos y con la misma dignidad y derechos.

Nuestra sociedad, nuestra clase política y nuestro Estado no están divorciados entre sí. Todos ellos son expresión de lo que somos, de lo que valoramos, de cómo nos relacionamos, de cómo hemos construido nuestras relaciones pero sobretodo son expresión de cómo queremos cada uno construir el futuro. ¿Es posible un futuro juntos? Por ello, requerimos constituir una clase política que afirme el valor de la vida como el centro de su accionar ético y político.

En la última campaña presidencial Colombiana el candidato Antanas Mockus planteaba que “LA VIDA ES SAGRADA”. En la misma línea en Constructores Perú afirmamos desde antes que TODA VIDA NOS IMPORTA. Hagamos entonces que la vida de TODOS sea respetada como sagrada, como algo invalorable y para los políticos y líderes sociales se les debe recordar que todos sus actos públicos y privados deben guiarse por una ética de servicio y responsabilidad, en donde el mayor valor que este por encima de cualquier otro, sea el del respeto, aprecio y defensa de la vida. Y finalmente que si se van a aventurar a utilizar la violencia sea desde el Estado o desde la protesta asuman con responsabilidad sus actos, y en casos como la muerte injusta asuman también las consecuencias, no sólo políticas sino aquellas que la justicia determine. Ningún muerto nos es ajeno, todos somos peruanos.


Escrito por

República de Ciudadanos

Somos un grupo de ciudadanos y ciudadanas que apostamos por una verdadera República de Ciudadanos (as)


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REPÚBLICA DE CIUDADANOS

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