AUTONOMÍAS REGIONALES: Reto de un país unitario
HEMOS SEÑALADO EL CARÁCTER IRREVERSIBLE DE LA DESCENTRALIZACIÓN EN NUESTRO PAÍS, el mismo que ha traído consigo una nueva definición de roles a los tres niveles de gobierno, configurando de esta manera un Estado unitario y descentralista capaz de redistribuir el poder de la polis.
Esta nueva configuración del poder, tal como lo establece la Ley de Bases de la Descentralización (Artículo 8°), incorpora el concepto de autonomía definiéndola como “el derecho y la capacidad efectiva del gobierno en sus tres niveles de normar, regular, y administrar los asuntos públicos de su competencia”.
En el Perú el ejercicio de la autonomía a nivel regional es el más reciente, ya que se suma a los niveles nacional y local ya existentes, por ello el proceso de autonomización o construcción de poder regional es un proceso en camino que tienes tres dimensiones: “Una autonomía política que es la facultad de adoptar y concordar las políticas, planes y normas a través de sus órganos de gobierno y desarrollar las funciones que le son inherentes. Una autonomía administrativa que es la facultad de organizarse internamente, determinar y reglamentar los servicios públicos de su responsabilidad y una autonomía económica, considerada como la facultad de crear, recaudar y administrar sus rentas e ingresos propios y aprobar sus presupuestos institucionales conforme a la Ley de Gestión Presupuestaria del Estado y las Leyes Anuales de Presupuesto” (Art. 9° de la Ley de Bases de la Descentralización). Estas tres dimensiones de la autonomía se complementan con el derecho a percibir los recursos que les asigne el Estado para el cumplimiento de sus funciones y competencias. Por tanto, una evaluación del ejercicio de la autonomía debe estudiar la efectivización del derecho a la autonomía. Siendo un derecho y una capacidad a la vez, el Estado debe garantizar el desarrollo de capacidades que permitan el ejercicio real del gobierno.
La distribución del poder y la limitación del poder
Estamos frente a un proceso que debe permitir el fortalecimiento de los poderes regionales a la vez que el ejercicio de un buen gobierno. La responsabilidad de construir autonomía implica a la vez ejercer con responsabilidad la misma, y es que la existencia de autonomía en un país unitario, supone también poderes limitados de los tres niveles de gobierno, ya que estos se comparten. A su vez, estos tienen un límite porque emanan de la ciudadanía. Por tanto el concepto de autonomía supone la existencia de unos poderes limitados lo que permite que la autonomía se incorpore armónicamente dentro del concepto de Estado unitario.
Así, el modelo asumido por el Estado peruano se caracteriza por cierta singularidad ya que intenta fortalecer su unidad en la diversidad, así como superar las grandes brechas de inequidad existentes, todo ello teniendo a ciudadanos y ciudadanas como los principales destinatarios, beneficiarios de las políticas públicas de y de la política como responsabilidad de gobernar.
Patricia Correa Arangoitia
Militante Nucleo Lima - Constructores Perú